expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

martes, 7 de febrero de 2017

Pasaje Franco
Por Martín Morillo Triviño.

La Ciudad Perdida, así era que llamábamos al pasaje Franco en la calle de la Sierpe, allí vivían muchas familias, ellas habitan hoy día los recuerdos. Sin embargo aún podemos encontrarnos algunos miembros de esas familias en las calles del barrio. Incluso todavía algunos residen en el sector, y han podido decir y contar sus recuerdos...( en la imagen aparece la antropóloga Africana-Alemana Salma Clausnitzzer, y la Docente, gestora cultural Merly Beltrán Vargas, Directora del documental Ciudad Perdida, la realización de esta pieza documental fue compartida con la documentalista Ángela Ramírez )
... El pasaje Franco era una comunidad entre la comunidad, por ello una ciudad perdida. Estaba conformado por pequeñas habitaciones, y accesorias de uno y dos pisos. También contaba con zonas comunes, como los baños, lavaderos y espacios de recreación. Lo más particular, y eso era genial, en su interior tenía pequeñas calles, que se encontraban unas con otras en diferentes cruces. Esto lo hacía un lugar mágico, un otro mundo, que cuando niño pude disfrutar. En el pasaje Franco vivieron muchos niños contemporáneos conmigo, recuerdo a Henry, Renso, Alvarito y Albertico. Miro estos nombres con la nostalgia, que puede embargar a cualquier ser humano, Renso cayó, como dice Rubén Blades en una de sus canciones, quien a hierro mata a hierro muere, Henry no pudo escapar a la lucidez de la locura, no sé si alguna dosis lo dejó en un interminable viaje. Pero cuando regresé del interior lo ví varias veces, en el banco del Estado, ahí sentado en su soledad. Algunas veces lo observé ayudando con el mercado a una que otra vecina del barrio. Hace rato no lo veo, no sé qué pasó con su silenciosa vida. Albertico y Alvarito los perdí en pleno paso de la adolescencia, salieron del barrio, se mudaron, y ya lo decía, habitan mis recuerdos, tengo imágenes de ellos junto al Samir, todos niños aún, en pleno candor, caminando las barandas del parque Centenario sobre sus manos y brazos, guardando el equilibrio. Asimismo recuerdo las picardías al untarlo a uno de las vellosidades de las hojas del tallo, de esa especie de bambú que predominaba en el parque.
Nosotros los getsemanicenses hemos sufrido la Gentrificación y sus mil maneras, que no son otra cosa, y una forma de violencia. Nuestro Estado y nuestros gobernantes han sido deficientes, la Clase política aún más. Nunca ha existido unas políticas públicas para tanto despropósito. Hay unos enormes vacíos que siguen creando desigualdad. Esperamos poder comprender tal despropósito y poder construir la Colombía humana que tanto necesitamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario